Ilustraciones Miceláneas

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Janet Ramos Gallo

A la luz de la luna

Entonces, ves que la relación, si lo permitimos, puede ser un proceso de autorrevelación; pero, como no lo permitimos, la relación se convierte en una mera actividad gratificante. Mientras la mente simplemente utilice la relación para su propia seguridad, esa relación seguramente creará confusión y antagonismo. ¿Y es posible vivir en una relación sin la idea de exigencia, deseo o gratificación? Es decir, ¿es posible amar sin la interferencia de la mente? Amamos con la mente, nuestro corazón está lleno de las cosas de la mente; pero seguramente las fabricaciones de la mente no pueden ser amor. No puedes pensar en el amor. Puedes pensar en la persona que amas; pero ese pensamiento no es amor, y así, gradualmente, el pensamiento ocupa el lugar del amor. Y cuando la mente se vuelve suprema, lo más importante, entonces, obviamente, no puede haber afecto. Seguramente ese es nuestro problema, ¿no es así? Hemos llenado nuestros corazones con las cosas de la mente. Y las cosas de la mente son esencialmente ideas: lo que debería ser y lo que no debería ser. ¿Puede la relación basarse en una idea? Y si lo es, ¿no es una actividad encerrada en sí misma y, por lo tanto, inevitable que haya contiendas, luchas y miseria? Pero si la mente no interfiere, entonces no está levantando una barrera, no se está disciplinando, reprimiéndose o sublimándose. Esto es extremadamente difícil, porque no es a través de la determinación, la práctica o la disciplina como la mente puede dejar de interferir; la mente dejará de interferir sólo cuando haya una comprensión total de su propio proceso. Sólo entonces es posible tener una relación correcta con uno y con los muchos, libre de contiendas y discordias. — Revelation

Elizabeth

El Espiritista

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